Así es la nueva ropa hecha con piñas, algas y cactus que pronto ocupará nuestros armarios

El mercado mayorista mundial de nuevos tejidos alcanzó los 980 millones de dólares en 2021, el doble del valor de mercado registrado el año anterior.

Gonzalo Díaz Bonet.

Especialista en Tecnología y Sostenibilidad.

Guardar

Piñatex.
Piñatex.

Cada español consume 34 prendas de ropa al año, y tira aproximadamente 14 kilos de ropa a la basura cada doce meses. En Occidente, nos ponemos una prenda entre 7 y 10 veces antes de tirarla o de guardarla en un cajón y olvidarla por completo. Todo ello hace que la industria textil sea la segunda más contaminante del planeta, solo por detrás de la petrolera. 

Tras la pandemia, estas cifras se están reduciendo un poco. La mayor concienciación social, y la irrupción de los llamados “nativos sostenibles”, ha hecho que se frene un poco el consumo y que se busquen opciones como el mercado de compraventa de segunda mano o la donación para dar salida a aquellas ropas que ya no caben en nuestro armario. 

Pero no siempre es tan sencillo, ni tan eficiente. Cualquiera que hay intentado vender ropa de segunda mano en Wallapop se habrá dado cuenta de que escasean los compradores y abundan los vendedores. En cuanto a la donación, sirve para aliviar nuestras conciencias, pero es poco sostenible desde el punto de vista ambiental. 

Cada vez menos gente quiere ropa en España o Europa, y los trailers que envían ropa a África viajan en contenedores marítimos que contaminan más de los que costaría producir la ropa allí. Además, el mercado de ropa europea de segunda mano está siendo reemplazado por ropa nueva producida en China, que resulta más barata para los habitantes de estas regiones.  

meritt thomas lW5yf EQFDs unsplash
 

Ropa hecha con piña, algas o cáctus 

Así que la forma más ecológica de consumir ropa, más allá de frenar o de racionalizar el consumo, está en cambiar la forma de fabricarla. Sustituir el algodón la lana, y sobre todo el poliester, por materiales como piñas, flores, algas, setas o cáctus. 

Hoy en día, el 60% de todos los tejidos son de poliéster. Esta innovación, introducida tras las Segunda Guerra Mundial, redujo en su momento los costes y aumentó la durabilidad de la ropa, pero en la actualidad representa una fuente de emisiones no deseadas. Los tiempos han cambiado mucho y el mundo se mueve por otros patrones. 

El consumidor busca otros caminos y la lista de biomateriales comercializados o en fase de desarrollo es larga e incluye materiales que van desde el cáctus y las algas marinas hasta la piña, el corcho y las flores. Pero muchos fabricantes se están centrando en las setas. El micelio, la capa inferior de los hongos, se cultiva con una mezcla de agua, azúcar y minerales para crear una pasta que luego se moldea sobre un prototipo tridimensional elaborado a partir de un escáner corporal enviado por un cliente a través de una app. ¿El resultado? Una prenda sin costuras, hecha a medida, que se ajusta bien y apenas daña el medioambiente. 

Según recoge una publicación de PwC, el mercado mayorista mundial de nuevos tejidos alcanzó los 980 millones de dólares en 2021, el doble del valor de mercado registrado el año anterior, y tendrá un valor aproximado de 2.200 millones de dólares en 2026. Esto supone solo el 3% del mercado de materiales, pero es lo suficientemente grande como para atraer inversiones de marcas tan conocidas como Adidas, Puma, Hermès y Nike, así como de fabricantes de automóviles como General Motors Mercedes-Benz y BMW. 

Ahora bien, no todos los biomateriales son forzosamente buenos para el medio ambiente. Por ejemplo, si se tienen que cultivar y cosechar grandes cantidades de cactus, corcho u otras plantas sólo para fabricar ropa, la huella de carbono puede llegar a ser considerable. Una solución es utilizar residuos o subproductos en lugar de cultivos. Por ejemplo, Vegea, con sede en Milán, fabrica cuero ecológico a partir de orujos de uva (los restos de la elaboración del vino). La marca ha fabricado zapatos, cinturones y carteras para Calvin Klein, bolsos para Tommy Hilfiger y productos para otras grandes marcas de moda. 

“Todo el vino que has estado bebiendo durante el confinamiento se ha convertido en un bolso”, dijo la famosa diseñadora Stella McCartney, que ha trabajado con varios biomateriales, en el Centro Pompidou de París en 2022, durante la presentación de su colección de otoño. Mientras tanto, marcas como Hugo Boss y Paul Smith han experimentado con Piñatex, un cuero ecológico fabricado principalmente con excedentes de hojas de piña. 

Lo cierto es que cada vez más marcas apuestan por un mercado que no deja de crecer, y que atrae la atención no solo de los consumidores, sino de muchos diseñadores. “Con algo de imaginación, es posible hacer por la moda lo que la electrificación está haciendo por los automóviles”, sostiene Charlotte McCurdy, una de las primeras en crear ropa a partir de algas.