La movilidad eléctrica ofrece el valor de ser la más segura, limpia y eficiente, y también la más económica a largo plazo. No en vano, la cuota de vehículos eléctricos rozará el 30% en 2025 en el mercado europeo y rebasará el 70% para 2030, de acuerdo a un informe confeccionado por la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA). Estos datos son el reflejo de una apuesta cada vez más evidente por la movilidad sostenible.
Beneficios que aporta la movilidad eléctrica
Entre las ventajas que proporcionan los vehículos eléctricos están la reducción de gases de efecto invernadero, ya que no emiten gases se escape; además, generan menor ruido, lo que contribuye a la mejora de la calidad acústica de ciudades y pueblos; proporcionan ahorro de energía y costes (la electricidad es generalmente más barata que la gasolina y el diésel); comportan menor dependencia de los combustibles fósiles (la electricidad se puede generar a partir de una estimable variedad de fuentes renovables, como la energía solar y eólica). Así mismo, mejoran la salud pública, debido a que los vehículos eléctricos no generan partículas finas y otros contaminantes del aire que emiten los motores de los coches tradicionales. Por si fuera poco, ofrecen potencia inmediata y continua a lo largo del trayecto. Sencillamente, hay que prestar atención a la batería y, por fortuna, cada vez existen más puntos de recarga. En suma, la movilidad eléctrica es más sostenible y eficiente. O lo que es lo mismo: la electrificación es la forma más rentable y eficiente de descarbonizar el consumo final de energía del transporte.
Composición de las baterías eléctricas y capacidad de reciclaje
Si echamos la vista atrás, las primeras baterías de transporte eléctrico eran de plomo-ácido y a estas las siguieron las de níquel-hierro. En la actualidad, las más empleadas son las de ión-litio. Esta clase de baterías están fabricadas con diferentes elementos como pueden ser litio, cobalto, níquel, manganeso, hierro, aluminio o cobre, entre otros. Las ventajas que representan este tipo de baterías se cifran en que son más pequeñas y ligeras, y además ofrecen mayor densidad energética, lo que propicia una mayor autonomía. Hasta el 70% de los materiales que contienen las baterías del coche eléctrico se pueden reutilizar gracias a las nuevas tecnologías. Aunque es cierto que son menos costosas, todavía queda un importante camino por recorrer. Por eso, el reciclaje de las mismas es crucial para seguir avanzando en la transición de la movilidad. En esa dirección, desde hace años se trabaja en el mundo entero en la investigación y desarrollo de baterías de magnesio, ya que estas tienen una mayor capacidad y son más eficientes, además de más baratas y seguras. En este sentido, un equipo de la Universidad de Ciencias de Tokio ya ha conseguido desarrollar una batería de estado sólido basada en iones de magnesio.
Claves para posibilitar el reciclaje de las baterías de coche eléctrico
Al igual que hacemos con las pilas, las baterías también se pueden reciclar. En este caso, una vez finaliza su ciclo de vida útil, deben llevarse a cualquier taller mecánico autorizado o a un punto limpio.
En la actualidad, según los datos de la FER, de las baterías de plomo que se ponen en el mercado, se recogen el 98,5%. Se trata de un dato muy positivo, que pone de relieve cómo con el reciclaje de las baterías del coche eléctrico se potencia la economía circular.
El desafío del reciclaje es fundamental. Para concretarlo, surgen de manera continua iniciativas y proyectos para potenciarlo. Prueba de esto es el crecimiento de las plantas de reciclaje de baterías. Ejemplo de esta sostenible tendencia es que Endesa ha desarrollado, junto a Urbaser, la construcción de la primera planta de reciclaje de baterías de vehículos eléctricos en la Península Ibérica. Esta planta, que entrará en funcionamiento a finales de 2023, se instalará en Cubillos del Sil (León) y dispondrá de capacidad para tratar 8.000 toneladas al año de elementos reciclables de baterías eléctricas.