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El 'yo cuantificado' y los chatbots: ¿mejoran la vida o generan exceso de autocontrol y ansiedad?

Exploramos los beneficios y riesgos que representa el autoseguimiento propiciado por la tecnología en el día a día.

Pedro Fernaud

Periodista

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Los chatbots facilitan cuadrar la agenda y pueden favorecer la calidad de vida.
Los chatbots facilitan cuadrar la agenda y pueden favorecer la calidad de vida.

En la era digital, la tendencia del “yo cuantificado” ha ganado terreno, de tal manera que la tecnología incita, cuando no impulsa, a las personas a registrar cada aspecto de sus vidas en una amplia variedad de órdenes, que abarcan desde el sueño hasta la productividad.

Este fenómeno presenta una doble cara. Por un lado, posibilita una mayor comprensión personal y propicia una mejora de comportamientos. Por otro lado, plantea interrogantes sobre su impacto emocional y el respeto a la privacidad de las personas que su uso comporta. La tecnología y los chatbots están transformando la gestión del tiempo y la salud, de manera que ofrecen herramientas que facilitan el autoseguimiento y la organización personal, hasta el punto de optimizarlos. Sin embargo, su empleo también expone a vulnerabilidades, como la presión por alcanzar una “versión perfecta” de uno mismo, lo que puede convertir a los chatbots en una fuente de ansiedad constante, y el riesgo que implica la exposición de datos personales derivados de su utilización.

Qué es el ‘yo cuantificado’ del uso derivado de los chatbots

El “yo cuantificado” en el contexto de los chatbots se refiere a la práctica de registrar y analizar datos personales mediante inteligencia artificial (IA) para mejorar el autoconocimiento y la toma de decisiones sobre la salud, el bienestar y la productividad. A través de interacciones continuas, estos asistentes virtuales recopilan y procesan información sobre hábitos, emociones y patrones de comportamiento, proporcionando retroalimentación y recomendaciones personalizadas.

Sin embargo, este enfoque plantea desafíos en términos de privacidad, sobrecarga de datos y el riesgo de generar ansiedad por la búsqueda constante de la versión más afinada de uno mismo. De todos modos, sí es cierto que, al proporcionar el seguimiento de hábitos diarios, como la actividad física, la ingesta de alimentos, el sueño, y otros aspectos de la salud y el bienestar, el chatbot ayuda a los usuarios a mejorar su calidad de vida y alcanzar sus objetivos personales.

‘Quantified self’: ¿herramienta de mejora o fuente de ansiedad?

La tendencia del “quantified self” (que es la manera en la que se denomina al yo cuantificado en el ámbito anglosajón) y la obsesión por los datos está descrito de manera muy certera en el artículo El bot me preguntaba cuatro veces al día cómo me sentía: ¿es bueno hacer un seguimiento de todo?, de Tom Faber, publicado en The Guardian el pasado mes de febrero. Faber relata su experiencia personal durante tres meses, en los que registró 15 variables diarias (desde sueño, ejercicio y tiempo frente a la pantalla hasta gastos y productividad).

¿Cómo lo hizo? Utilizó hojas de cálculo, así como su teléfono móvil y, posteriormente, un anillo inteligente Oura. Con este experimento, el autor cuestiona si convertir la vida en datos ayuda de verdad a comprendernos y a mejorar nuestros comportamientos o si, por el contrario, se convierte en una fuente de ansiedad y en un riesgo para la privacidad.

Uno de los testimonios más destacados proviene de su amigo Adam, un científico de datos (estos profesionales utilizan sus conocimientos estadísticos, de programación y del sector para transformar los datos en información), que comenzó a llevar un registro minucioso de su vida tras una discusión con su pareja sobre la cantidad de tiempo que compartían. Con esta premisa, su hoja de cálculo se amplió para incluir detalles sobre el sueño, compromisos sociales, régimen de ejercicios e incluso la cantidad de queso consumido en una escala del uno al ocho. Su proceso de registro de todas esas variables personales pone de relieve como lo personal y lo cotidiano se transforman en datos cuantificables.

En ese reportaje también se incluye el testimonio de Gary Wolf, editor de Wired y figura clave en el surgimiento del fenómeno del “yo cuantificado”, quien afirma que idealmente “el autoseguimiento nos daría más capacidad para resolver nuestros problemas y responder a nuestras preguntas en la vida cotidiana”. Por su parte, la socióloga Deborah Lupton, de la Universidad de New South Wales, destaca la importancia del autoseguimiento o yo cuantificado para quienes padecen síntomas que no son reconocidos o diagnosticados, y comenta: “Para las personas cuyos síntomas no se han diagnosticado, no se reconocen o no se creen, el autocontrol puede ser una forma muy importante de encontrar validación”.

Asimismo, Btihaj Ajana, profesora de Ética y Cultura Digital en King’s College London, advierte sobre el impacto emocional de esta práctica: “Siempre tengo la sensación de que podría hacerlo mejor, de que podría hacer más, y (esa sensación) es interminable. Es una receta para la ansiedad, la angustia y para no estar nunca satisfecho”.

Cuál es la utilidad de los bots en el cuidado de la salud

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Los chatbots facilitan el control cotidiano de la salud.

Claro que los chatbots también pueden deparar usos muy benéficos. Por ejemplo, en salud han revolucionado la forma en que los pacientes acceden a la atención médica. ¿Por qué? Porque proporcionan respuestas rápidas, orientación sobre síntomas y gestión de citas sin necesidad de intervención humana inmediata. Gracias a la IA y el procesamiento del lenguaje natural, estos asistentes virtuales pueden ofrecer soporte 24 horas al día/7 horas a la semana, así como reducir la carga de trabajo del personal médico y mejorar la eficiencia en los servicios de salud. Además, su capacidad para personalizar respuestas y aprender de las interacciones permite una experiencia más fluida y adaptada a las necesidades de cada usuario.

Sin embargo, aunque los chatbots mejoran la accesibilidad y optimizan los recursos sanitarios, presentan desafíos como la falta de empatía que acusan en situaciones críticas y la necesidad de validación de su diagnóstico y consejos por parte de los profesionales, para garantizar así la precisión de la información. Lo cierto es que su implementación debe complementarse con la supervisión de expertos para evitar diagnósticos erróneos y asegurar un servicio confiable. A medida que la tecnología avanza, estos sistemas seguirán evolucionando, de manera que potenciarán la atención médica digital y ofrecerán soluciones innovadoras para mejorar la experiencia del paciente.

¿Para qué sirven los bots?

Los bots en el ámbito del desarrollo personal sirven para optimizar la gestión del tiempo, potenciar el aprendizaje y promover el bienestar emocional. En esta dirección, se enmarca el funcionamiento de asistentes virtuales como Google Assistant o Siri, que ayudan a organizar agendas y recordatorios, al tiempo que liberan tiempo para realizar actividades de mayor valor. En esta línea, funcionan plataformas educativas como Duolingo, que integran chatbots que facilitan el aprendizaje interactivo de nuevos idiomas.

¿Cómo ayuda un chatbot en la atención sanitaria?

Los chatbots en la atención sanitaria mejoran el acceso a la información médica y optimizan el tiempo de los profesionales de la salud. Según un estudio de The Lancet Digital Health (2022), los chatbots pueden reducir en un 30% la carga administrativa en hospitales al gestionar citas y responder preguntas frecuentes. Por ejemplo, en el Reino Unido, el NHS chatbot ayuda a los pacientes a evaluar síntomas y determinar si necesitan atención de urgencia.

Otro caso interesante que ilustra la incidencia de los chatbots en el cuidado sanitario es el de Woebot, una IA especializada en salud mental que proporciona apoyo psicológico basado en terapia cognitivo-conductual, lo que reduce síntomas de ansiedad y depresión en usuarios. En este contexto sanitario, funciona en la India Chatbot Apollo, de Apollo Hospitals, que facilita diagnósticos preliminares y orienta a los pacientes en función de su historial médico, de tal modo que mejora la eficiencia del sistema de salud.

Cómo la tecnología y los bots cuidan a las personas mayores

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Los robots sociales contribuyen a palir la soledad.

Desde un punto de vista orgánico, envejecer representa la acumulación de cambios biológicos y fisiológicos que conducen a una disminución progresiva de las funciones corporales, mientras que, desde una mirada metafísica, puede representar la evolución de una persona hacia una mayor sabiduría y comprensión de la existencia.

Y si vamos a una mirada más prosaica… ¿Cómo quieren envejecer las personas mayores por término medio? Hacerlo en el hogar es la opción preferida por la mayoría de las personas mayores, y la tecnología se perfila como una solución clave para transformar el modelo de cuidados domiciliarios. Según una investigación de la Brookings Institution, la gerontotecnología está en auge, de manera que proporciona innovaciones como asistentes virtuales y robots cuidadores que ofrecen compañía y asistencia en tareas cotidianas.

Elena Castro, principal autora de un estudio de la Universitat Oberta de Catalunya sobre el impacto de los asistentes virtuales en los mayores, señala en RTVE que estos dispositivos pueden ser percibidos “como una amiga o una persona de compañía”, aunque enfatiza la importancia de que se instruya en su uso a través de una “formación accesible y personalizada” para que puedan ayudar con éxito a las personas mayores.

En ese ámbito del cuidado de los mayores con tecnología, uno de los avances más destacados es Celia, una aplicación desarrollada por el Centro de Investigación en Tecnologías de Telecomunicación de la Universidad de Vigo (atlanTTIc). Este asistente de voz y texto, que conversa con los usuarios y detecta patrones de comportamiento, busca mitigar la soledad no deseada y prevenir problemas de salud cognitivos. Ernest Companys, su director ejecutivo, explica que “Celia trabaja como un sistema de alerta temprana”. Para Luis, un usuario de la aplicación, Celia es una compañía agradable y una alternativa a la televisión. En el caso de Aída, de 80 años, le ayuda a mantener su rutina y a mejorar su bienestar emocional: “Le hablo cuando me encuentro baja de moral”.

Otro avance clave en la ayuda tecnológica a los mayores es Temi, un robot social desarrollado por el grupo EIAROB de la Universidad de Valladolid. Este sistema incorpora IA y sensores no invasivos para ayudar a los mayores en sus hogares, desde recordarles tomar la medicación hasta detectar caídas y contactar con cuidadores. Según el investigador Eduardo Zalama, “el robot es el primer nivel de asistencia, pero si surge cualquier problema, se pone inmediatamente en contacto con el cuidador”.

La expansión de estos dispositivos también puede contribuir al cuidado remoto de ancianos en zonas rurales despobladas, donde la atención domiciliaria es más difícil de garantizar. A pesar de su potencial, el catedrático Francisco Flórez, de la Universidad de Alicante, advierte de que la implementación de estas tecnologías requiere una mayor inversión pública, pues muchas innovaciones no llegan al mercado por falta de apoyo institucional.

¿Sustituyen los bots a la interacción humana?

Para profundizar en el valor que juegan los chatbots en el deseo humano de tener compañía y establecer comunicación, nos ha parecido interesante el artículo ¿Bot sí o bot no? Cómo los acompañantes de IA están remodelando los servicios humanos y la conexión, publicado en la Stanford Social Innovation Review y elaborado por Julia Freeland Fisher, que analiza el impacto de los servicios sociales basados en inteligencia artificial. En particular, el reportaje destaca cómo los asistentes de IA “están diseñados para ofrecer interacciones empáticas, con lo que pueden mitigar la soledad de manera comparable a la interacción humana”. Para corroborarlo, se apunta un estudio de Harvard que ha constatado que estos bots han logrado reducir la soledad “al mismo nivel que la interacción con un humano”. Sin embargo, también matiza que “la interacción sintética no es lo mismo que la conexión humana” y alerta sobre los riesgos de perder las relaciones humanas en favor de una eficiencia mejorada en la prestación de servicios sociales.

En su investigación, realizada en colaboración con Anna Arsenault en el Clayton Christensen Institute, Fisher examina la faceta que pueden cumplir los chatbots en la orientación educativa y profesional. Destaca que, en Estados Unidos, el número promedio de consejeros de orientación en secundaria es de 1 por cada 385 estudiantes, y en universidades, de 1 por cada 2.263 alumnos. Christine Cruzvergara, directora de estrategia en la plataforma universitaria Handshake, señala que los bots pueden actuar como un “primo mayor genial que te apoya en el proceso”.

Por su parte, Sarah Place, directora de programas en la organización sin fines de lucro Bottom Line, subraya que “parte del trabajo de los bots es establecer una relación con los estudiantes”. Sin embargo, la autora destaca que los bots están asumiendo tareas que históricamente han requerido conexiones humanas, lo que podría debilitar el desarrollo de redes de apoyo de los estudiantes con personas de carne y hueso que podrían ayudarles en momentos difíciles de su formación.

Por su parte, Jean Rhodes, investigadora de mentoría, expresa su preocupación de que los bots distorsionen la capacidad de las personas para conectarse genuinamente: “Para conectar con alguien, necesitamos comprender su contexto; su historia, sus defectos, lo que les hace reír… Si eliminamos todo ese contexto, eliminamos la necesidad de empatía”.

Conclusiones

En síntesis, la ayuda que representan los chatbots en la organización de temas personales y el desarrollo de mejores niveles de salud y bienestar es palmaria. Estos asistentes virtuales pueden gestionar agendas, al tiempo que proporcionan apoyo en salud mental y optimizan la atención médica, de manera que liberan tiempo y recursos valiosos. Sin embargo, es crucial recordar que estos chatbots son solo complementos. La empatía, las habilidades de comunicación y el cuidado genuino que ofrece una persona son insustituibles.

La tecnología puede facilitar muchos aspectos de nuestra vida, pero la conexión humana sigue siendo esencial para un bienestar integral. Por lo tanto, mientras aprovechamos las ventajas de los chatbots, debemos asegurarnos de no perder de vista la importancia de cultivar las relaciones humanas genuinas, que elevan el sentido de la vida.