El norte del Mediterráneo se sume en un aprieto propiciado por el ascenso de las olas de gente que desde África se fraguan. Los refugiados no dejan de llegar abarrotando los bordes australes del viejo continente y la privacidad política de los Estados se desenvuelve de manera imprecisa. No obstante, esta crisis ofrece por un lado la reinterpretación de la escena europea frente al mundo y, asimismo, una oportunidad única a Europa para definir nuevamente sus ideas de convivencia. Más allá del problema de inserción de los refugiados, la cohabitación estatal y la multiculturalidad intrínseca de cualquier inyección poblacional extranjera, la cuestión se extiende por el itinerario conceptual, el análisis de las posibilidades de Europa en el ámbito sociológico y antropológico y sus capacidades para volver a concebir las bases de una sociedad modelo.