El Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUAC) está viviendo una semana extremadamente convulsa a colación de un episodio de violencia ocurrido este pasado lunes por la tarde en el área de Urgencias. El incidente lo protagonizó un paciente, que agredió a un enfermero y a un vigilante de seguridad con un arma blanca, causándoles heridas de diversa consideración.
Este ataque desató una ola de indignación entre los trabajadores del centro, especialmente entre el personal sanitario y de seguridad, que no tardó en movilizarse para exigir una mayor protección. En el foco de sus reclamos se encuentra la gerencia del hospital, que tampoco tardó en reaccionar a las protestas, anunciando una serie de medidas para reforzar la seguridad tanto del área de Urgencias como de sus profesionales y usuarios. No obstante, las protestas no solo no se han paralizado, sino que han crecido en intensidad y participantes extendiéndose toda Galicia.
Todo ello a raíz de la agresión del lunes, que ha reabierto el debate sobre la seguridad en los hospitales gallegos y ha servido como detonante de un conflicto que sigue avivándose con el paso de los días. Procedemos a relatar los acontecimientos según han ido transcurriendo.
La agresión del paciente al sanitario y al vigilante
Según informaron el mismo lunes fuentes del CHUAC, hospital adscrito al Servizo Galego de Saúde (Sergas), la agresión fue perpetrada por un paciente que había sido trasladado a urgencias por los servicios del 061 y que, cuando estaba siendo tratado, hirió con un arma blanca a un enfermero y a un vigilante de seguridad del centro, quienes estaban siendo atendidos de sus lesiones y estaban fuera de peligro. Además, desde el centro confirmaron que el agresor permanecía en el hospital custodiado por efectivos policiales.
Europa Press ha aportado más detalles sobre esta agresión, indicando que el paciente padece problemas psiquiátricos y aclarando el daño que causó a los dos profesionales. El sanitario, de unos 30 años, se llevó la peor parte, ya que sufrió al menos dos heridas efectuadas con el arma blanca, por las que sangraba de forma abundante y tuvo que ser trasladado a quirófano, donde en todo caso se habría ratificado que su vida no estaba en riesgo. El vigilante, por su parte, resultó alcanzado en la cara antes de que el agresor pudiese ser reducido y sus heridas eran de carácter leve.
Además, circula la teoría de que hubo "un fallo" de seguridad que propició el altercado, como sostienen desde la Organización de la Federación de Trabajadores de Seguridad Privada-USO. "El paciente viene con la Guardia Civil, queda en la sala de espera y cuando el enfermero viene a darle el tratamiento portaba un cuchillo", afirma el secretario de USO, Iván Blanco, en unas declaraciones recogidas por Europa Press.
Las primeras protestas
El martes, solo un día después de la agresión, centenares de profesionales sanitarios y personal de seguridad se concentraron frente al hospital para reclamar más recursos y protocolos de seguridad, así como para denunciar la "mala gestión" del equipo de gerencia y pedir la dimisión, en particular, de su responsable, Luis Verde Remeseiro, señala la citada agencia.
Siguiendo su información, se respiraba un ambiente tenso y mucha indignación por parte de los asistentes, que portaban pancartas y papeles en los que se podía leer: 'la precariedad también es violencia', 'stop agresiones' o 'psiquiatría dignidad'.
La presidenta de la Comisión de Centro del CHUAC, María Formoso, subrayó ante los medios de comunicación que la agresión acontecida el día anterior no era "un hecho aislado", sino que ocurren con frecuencia y llevan tiempo pidiendo que se tomen medidas ya que los profesionales "no pueden trabajar en condiciones de seguridad y salud ni para ellas mismas ni para los propios pacientes".
En esta línea, argumentó que no disponen de los espacios adecuados para atender a los enfermos de salud mental, quienes, por falta de camas, "pueden pasar hasta seis días en un servicio de Urgencias", pese a que "el personal de urgencias no es personal especialista en este tipo de patologías" y mientras que la Unidad de Agudos del Hospital de Oza, donde sí hay especialistas, "está constantemente colapsada".
"Pedimos más medios en relación a espacios y a profesionales, en el ámbito sanitario y en el de seguridad". "Exigimos respuestas que no llegan por parte de la gerencia ni por parte de la Consellería de Sanidade, que es la que tiene que poner los recursos para poder tener servicios sanitarios adecuados", remarcó Formoso.
Esta movilización también fue secundada por varias organizaciones sindicales del sector de la seguridad privada, como USO, UGT, CCOO y Alternativa Sindical, además de por el sindicato de enfermería SATSE. Todos los sindicatos de seguridad reclamaron medidas para mejorar la seguridad tanto de los centros hospitalarios como de otros espacios públicos, incluyendo más personal y medios de protección para frenar el creciente riesgo a que se produzcan actos violentos. No obstante, Alternativa Sindical se ha desmarcado de USO, UGT y CCOO, a quienes acusa de firmar convenios que están llevando a la precarización del sector y a la desprotección jurídica de los profesionales de seguridad privada.
El refuerzo de la seguridad anunciado por la gerencia del CHUAC
En respuesta a la presión ejercida por las protestas y al revuelo generado por la agresión, la gerencia del CHUAC anunció el miércoles una serie de medidas con el objetivo de "reducir al máximo las posibilidades de que se produzcan incidentes similares, maximizar la seguridad de nuestros profesionales y usuarios, y prestar la mejor asistencia a la ciudadanía".
Según informó el centro hospitalario, va a reforzar el personal de seguridad en el área urgencias, aunque no ha especificado cuántos efectivos adicionales se incorporarán ni en qué turnos específicos. También se ha comprometido a revisar los protocolos de seguridad vigentes, con el fin de detectar deficiencias y mejorar la respuesta ante situaciones de riesgo, así como a proporcionar apoyo psicológico y asesoramiento legal a los trabajadores agredidos y a cualquier profesional que lo solicite.
Sin embargo, el anuncio de esta batería de medidas no ha sido ni mucho menos suficiente para calmar el descontento del personal sanitario y de seguridad. De hecho, este jueves han retomado las protestas, que además se han extendido a otras localidades de Galicia.
Las nuevas movilizaciones y sus reivindicaciones
Las Urgencias del Hospital Universitario de A Coruña han vuelto a ser este jueves el punto de partida de una nueva concentración convocada tanto por la Comisión de Centro como por la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), que también ha promovido movilizaciones con el lema 'Stop Agresiones' ante las sedes de urgencias y emergencias de toda Galicia, informa la citada agencia de noticias.
Siguiendo su información, en el CHUAC han vuelto a congregarse centenares de personas, que han repetido la ruta del martes, movilizándose desde Urgencias hasta la sede de la gerencia con carteles en los que se podían leer 'No más víctimas por las negligencias del sistema. Urgencias seguras' o 'Todos somos Isma' y 'Todos somos Marcos', en referencia al enfermero y al vigilante que sufrieron la agresión del lunes.
Los asistentes, tras guardar dos minutos de silencio que han seguido de una ovación, han coreado lemas en los que han retomado sus denuncias hacia la "mala gestión" del centro y en los que han vuelto a pedir la dimisión del responsable de gerencia, Luis Verde. Los momentos más tensos se han vivido cuando han llegado hasta la sede de la gerencia, donde una persona ha tratado acceder al edificio en un intento que han frustrado los agentes de la Policía Nacional que había en ese momento en la zona, lo que ha dado lugar a cánticos como 'somos trabajadores, no delincuentes'.
La presidenta de la Comisión de Centro, María Formoso, ha vuelto a comparecer ante los medios para insistir en que no existen protocolos de seguridad y salud para las profesionales "que garanticen unas condiciones adecuadas para pacientes y profesionales".
Según Formoso, el personal no está "nada contento" con el resultado de la reunión mantenida con la gerencia y no tienen "garantía ninguna" de que vaya a incrementar la plantilla de vigilantes de seguridad en urgencias, así como el número de camas en la Unidad de Agudos del Hospital de Oza.
"Tardaron más de 24 horas en localizar los protocolos, que son de 2012, no están revisados y no se adecúan a los espacios reales que hay en el Servicio de Urgencias". "Queremos, inmediatamente, que se pongan los recursos y que tengamos los protocolos y que sean efectivos", ha exigido tras apuntar a que los mismos "no son un documento colgado en una página web". "Deben ser conocidos por las profesionales y estar formadas para poder realizarlos, no es el caso, que se pongan a trabajar", ha instado Formoso.
Tras la protesta, la Comisión de Centro organizó una asamblea con personal tras la reunión del comité de seguridad y salud donde solicitaron medidas urgentes. Al respecto, desde el centro hospitalario ratificaron su determinación de reforzar la seguridad en Urgencias.
El conflicto sigue abierto tanto en el CHUAC como en otros hospitales gallegos. La agresión sufrida por el enfermero y el vigilante ha desencadenado una amplia reivindicación que no se conforma con respuestas inmediatas, sino que reclama cambios profundos en la gestión de la seguridad hospitalaria, incluyendo dimisiones como la que hemos comentado. Mientras tanto, la presión sobre la gerencia del CHUAC y la Consellería de Sanidade no deja de crecer, con la amenaza de nuevas protestas si no se toman urgentemente medidas concretas que garanticen la seguridad de los profesionales y los pacientes.